¿Cómo hacemos para que este malabarismo financiero no solo mejore la eficiencia en la recuperación de esos pagos, sino que también nos haga ganar fans en vez de caras largas? Aquí van unas jugadas maestras.

1. Conoce bien a tu cliente

Primero lo primero: entender a tu cliente es clave. No todos son iguales, y saber cómo hacer clic con ellos puede ayudarte a personalizar ese momento poco grato de pedir lo que te deben. La idea es usar la tecnología para segmentar a tus clientes y darles opciones de pago que no solo se ajusten a su bolsillo, sino también a sus preferencias. Una herramienta que puede hacer magia en este aspecto es el software de cobranza, que permite una gestión a medida y hace que el proceso sea menos tedioso para todos.

2. Habla claro y sin rodeos

Una buena charla nunca está de más. Mantén a tus clientes al tanto de sus pagos pendientes y cualquier detalle importante por sus canales favoritos. Lo crucial aquí es ser transparente, respetuoso y entender que, al final del día, todos somos humanos. Y, si eres de esas personas a las que le da vergüenza hablar de dinero, automatiza la comunicación cuando se emite una factura y listo. ¡Que se ocupen las máquinas del trabajo sucio!

3. Sé flexible con las opciones de pago

Repite conmigo: la flexibilidad es nuestra amiga. Ofrecer diversas formas de pago puede ser justo lo que tu cliente necesita para ponerse al día. Por ejemplo, ofrecer links de pago como los que tienes disponibles en Duemint, puede suponer esa gran diferencia entre un cliente frustrado y uno contento (y que, además, paga a tiempo).

4. Automatiza esos recordatorios

Automatizar no es sinónimo de robotizar la relación. Un recordatorio personalizado y oportuno puede hacer maravillas y ahorrar dolores de cabeza a ambos lados del teléfono. Trabaja en crear plantillas ajustadas a tu estilo y tono, dale a Enter y despreocúpate.

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5. Promueve la puntualidad

Incentivar a tus clientes a que paguen a tiempo puede transformar la cultura de pago de "lo hago mañana" a "te lo envío al tiro". Y para los que están pasando por momentos complicados, un poco de empatía no viene mal, ofreciéndoles alternativas para que se pongan al día sin sentir que están en un callejón sin salida.

6. Entrena a tu equipo

Un equipo preparado es tu mejor carta bajo la manga. No solo deben ser unos ninjas en el arte de la cobranza, sino también expertos en tratar con personas. Enséñales buenas prácticas para que sepan analizar correctamente a cada pagador y actuar en función de la situación. Hay personas que solo necesitan una alternativa y otros que necesitan un poco de mano firme, eso es todo.

7. Evalúa y ajusta tu jugada

Como buen estratega, revisa cómo van esas cobranzas y ajusta tu juego según sea necesario. Escuchar a tus clientes puede darte pistas de oro para mejorar.

Como ves, implementar estas estrategias no solo te hará ver como un mago de las finanzas, sino que también fortalecerá tus vínculos con los clientes. Porque, al final del día, detrás de cada factura hay una persona, y mantener una buena relación con ella es la jugada maestra.